MIRADAS DE LA INFANCIA

En la infancia se detiene el tiempo
ante las miradas limpias y nuevas.
Sonrisas de arco iris que dibujan esperanza.
Sol que al reflejarse en sus caras
despierta brillos de azúcar.

Todo es para siempre.
Todo principia:
príncipes y princesas.
Infancia, vuelo de mariposas,
círculo de confianza.

Amigos, mascotas, saltos y carreras : pureza,
sabios con mellas, pupas y desolladas rodillas,
remolcadores de viejas almas.
Incansable aliento
y la vida se renueva.

Todo parece un collage de la infancia
Espuma de mar, pompas de jabón, bombones rellenos:
red de amor.

Tartas, pasteles, chucherías y helados.
Besos, abrazos y amorosos cuidados.
Infancia, puntal de valores, soporte de sueños.

¡Fuera los miedos!
Tesoro de ingenuidad puesto de puntillas,
para aprender con impaciencia la maravilla de la vida.







martes, 25 de octubre de 2011

LOS COLORES DEL OTOÑO

LOS COLORES DEL OTOÑO

            No había pasado todavía el caluroso y larguirucho verano. Doradita, la hoja, había crecido al descubierto y era fuerte y ovalada. Vivía en un fabuloso árbol en el parque de María Luisa.
            Doradita estaba rodeada de muchas ramas y de miles de hojas casi iguales a ella,
o al menos eso parecía. Habían crecido juntas bajo unas condiciones óptimas: muchos pigmentos y minerales, vitaminas todas, algunas gotitas de agua y el calorcito de una ciudad que acariciaba sus extensivas ramas .
            A Doradita le gustaba mucho ser una hoja. Piensa que no podría ser otra cosa: nada más que una hoja. Le gustaba su árbol, mirar al cielo, le gustaba estar al lado de las otras hojas, sus inseparables y fieles amigas .
            Una mañana Doradita miró con detalle a su alrededor  y sorprendida se quedó.
viendo las hojas con tanto color. Le preguntó entonces a Naranjita:  
            –¿Por qué nos ponemos de diferentes colores.
            –Creo que es –le respondió Naranjita– porque somos diferentes.
            –Si , sí  ­–contestó Azulete­–, somos muy, muy diferentes, y ahora en otoño es cuando más se nota. 
            –¡Ah, bueno¡ Ya entiendo: parecemos iguales pero somos distintas…
           
Un día, el viento empezó a tirar de las hojas, a sacudirlas , a soplar con fuerza  y poco a poco se iban cayendo. El árbol se quedó desnudo. Doradita, Naranjita y Azulete se quedaron dormidas.
            Bueno… dormidas, pero solo hasta la próxima primavera.



1 comentario:

  1. La música de este video no se de dónde la has sacado, pero te hace viajar en el tiempo y a la vez soñar...Me recuerda a los bohemios cafés de París. Un 10 por la elección.

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